Tiren el cabo al agua
Revista Colpuertos, 1990
Mediante convenio celebrado entre Colpuertos y la Policía Nacional, la vigilancia en los puertos había pasado a manos de un cuerpo especializado que se denominó “Policía de Vigiancia Portuaria”.
Este cuerpo de la Policía Nacional estaba compuesto por un grupo de jóvenes oriundos del interior del país, que eran rotados en los distintos puertos colombianos por períodos muy cortos, lo que no les permitía arraigarse demasiado ni establecer lazos muy estrechos con las gentes de las ciudades porteñas.
El procedimiento es sabio y arrojó resultados bastantes positivos, aunque en ocasiones, se prestaba para crear situaciones embarazosas por la falta de conocimiento de los agentes, muy especialmente en lo tocante a la idiosincrasia, expresiones lugareñas, costumbres, etc.
Hace algún tiempo cayó en nuestras manos un informe de un Cabo Segundo recién ascendido, dirigido al Comandante del Puesto de Policía Portuaria del Terminal de Cartagena. Decía así:
De: Cabo Segundo Patarroyo Chitiva Jorge Eliécer
Para: Mi mayor, Comandante del Puesto del Terminal Santacoloma Díaz Fortunato Fecha: 13 de octubre de 1979
Asunto: Intento de atraco e incitación al delito
Cuando me encontraba prestando los servicios de supervisión de los puestos, aproximadamente a las 19:30 horas del día 12 de octubre/79, escuché que unos trabajadores del puerto decían: “ya van a atracar a Don Alejo”. Esto me causó mucha sorpresa, pues no podía comprender cómo unos hombres que estaban enterados de tan criminales propósitos, no trataran de evitar que tales hechos pudieran llevarse a cabo. Así pues, me dirigí rápidamente con los ojos muy abiertos y la funda de mi arma desabrochada, hacia el sitio que parecía haber sido señalado por los trabajadores.
Caminé por un amplio muelle que se encontraba vacío, siempre alerta, por si lograba ver a la víctima potencial o a los presuntos victimarios. Ni la una ni los otros aparecieron por aquellos contornos. Algunos minutos más tarde un buque se acercó a ese muelle, espigón No. 1 y un grupo de hombres, unos seis en total, procedieron a recoger las gruesas cuerdas que les echaron desde el barco los marineros, y amarraron, unas en unas piezas de hierro en forma de mano de pilón, y otras, en otras piezas con figura de cuernos de toro.
Finalmente el buque quedó completamente recostado al muelle y firmemente amarrado. Ni atracadores ni atracado aparecieron por esos sitios. Como observación curiosa le anoto que el buque que fue amarrado en el muelle llevaba por nombre Don Alejo; una verdadera casualidad digna de mencionarse.
Continué mi ronda con el apoyo del Agente USECHE PANIAGUA José Florián y a las 22:00 horas llegamos al Muelle No. 2. Observé a unos ocho hombres que corrían de una punta a otra del muelle, atendiendo unas voces que les llegaban desde la parte superior de una nave. Me acerqué presuroso para conocer la causa del extraño comportamiento de los ocho individuos y, cuando me encontraba muy cerca de ellos, escuché una voz potente que partía del buque y que dijo claramente: “agarren el cabo y tírenlo al agua”.
Para evitar cualquier golpe de sorpresa me recosté a una de las puertas metálicas de la bodega e igual proceder adoptó el Agente Useche.
Así cubrimos nuestras espaldas y esperamos a ver si de los hombres del muelle se producía algún gesto agresivo para con nosotros. A pesar de que en repetidas ocasiones el mismo hombre del buque dijo en alta voz “tiren el cabo al agua”, ellos se limitaron a soltar las amarras que estaban asidas a las piezas de hierro del muelle y las tiraron al agua. No está de más informarle a mi mayor que cuando el hombre del buque dio esas voces incitando a los hombres del muelle a que me arrojaran al agua, yo desenfundé mi arma de dotación y mi ejemplo fue imitado por el Agente Useche. El buque por algún mecanismo recogió las gruesas amarras y se largó. Los ocho hombres se fueron tranquilamente y anotaron “Ciudad de Medellín zarpó a las 22:17 horas”. No comprendo por qué el hombre que estaba encima del buque insistía tanto en que me botaran al agua. A Dios gracias, los hombres del muelle no lo intentaron, porque me hubieran obligado a disparar mi arma. Usted bien sabe, Mi mayor, que no sé nadar.
Del señor Comandante, muy respetuosamente, PATARROYO CHITIVA, Jorge Eliécer
Cabo Segundo
Placa NO. 347698
Como única respuesta al informe del Cabo, el mayor Comandante del puerto, recomendó al firmante que leyera un pequeño folleto titulado “VOCABLOS Y EXPRESIONES DE LA ZONA PORTUARIA”. En el pequeño libro pudo el suboficial encontrar, entre otros términos, los siguientes:
ATRACAR. Conducir una nave hasta muelle seguro y dejarla debidamente amarrada.
BITA. Pieza metálica que se usa en las embarcaciones y en los muelles para amarrar los cabos de los buques o sujetar la cadena del áncora. Las bitas pueden tener forma cilíndrica con un tope que impide que los cabos se suelten o también las hay con la parte superior más ancha que la inferior.
CABO. Cable confeccionado con fibras textiles trenzadas que sirve para amarrar los buques. Actualmente se fabrican los cabos con preferencia de nylon u otras fibras sintéticas que son muy resistentes.
CORNAMUSA. Pieza metálica que se utiliza en embarcaciones y muelles para amarrar los cabos. Las cornamusas tienen una figura parecida a los cuernos de vacuno, de ahí su nombre.