Vendiendo “felicidad” a los más felices del mundo
Por Johnattan Rodriguez, Creativo Grupo Puerto de Cartagena
Hace ya varios años que el nombre de Colombia viene mostrándose, entre decenas de estudios, como uno de los países más felices del mundo, casi siempre por debajo de Finlandia, destacado por el bienestar y calidad de vida de sus habitantes. Y es que definitivamente con cada persona que hablo, de quienes no viven en nuestro país, sea colombiano o extranjero, coinciden en la misma frase “sí, donde vivo es más organizado, pero aquí se siente una calidez que no encuentro en ningún otro lugar”, lo cual no tengo forma de negar, porque durante mis últimos 15 años he tenido la posibilidad de vivir y trabajar, además, en la zona más feliz de mi país; la costa.
El día que llegué a trabajar al Puerto de Cartagena hace 15 años, mi concepción de la calidez y la felicidad del colombiano cambió.
Y es que como buen bogotano venía acostumbrado a “guardar la compostura” en el entorno laboral, a que la oficina era el lugar profesional, donde los compañeros de trabajo si, éramos muy amigos, pero los chistes, las bromas, las burlas las dejábamos para la calle o las hacíamos pero íntimamente en el grupo cercano de trabajo, dónde un cumpleaños se celebraba partiendo una torta sencilla, acompañada de una palmadita en la espalda y un “feliz cumpleaños viejo” y la degustábamos al son de una tertulia muy laboral.
Pero en Cartagena la cosa es bien diferente, las sonrisas están a toda hora y en todo lugar, sientes tan cercano a todo el mundo, que hasta los cumpleaños de un compañero (que ni conoces) se convierten en una excusa para festejar, comer fritos, reír a carcajadas y hasta cantar canciones de cumpleaños que en mi vida había escuchado como la del ponqué ramo, que cantan con propiedad y sin una gota de pena, canción que de hecho aun no me he atrevido a cantar la primera vez, porque a diferencia de mí, el costeño definitivamente tiene ritmo y alegría en la sangre.
Increíblemente mi primera tarea cuando comencé a trabajar aquí me la dieron desde el área de gestión humana, donde me decían “queremos incrementar los niveles de felicidad de los empleados”. En ese entonces recién estaban empezando a escucharse las teorías de la cultura de la felicidad en las compañías, lo cual a través de los años ha sido un boom a nivel mundial para incrementar los niveles de retención y atracción de talentos, además de disminución de la rotación.
Pero mi problema era ¿cómo hacer sentir más feliz a esta gente que de por sí ya le brota la felicidad por los poros?. Y la respuesta la encontré en el endomarketing. Pero no era solo el que me enseñaron en la universidad en donde todo giraba en torno a mensajes en unas carteleras mensuales y a un par de boletines impresos al mes, eso aquí no funciona. Me la jugué entonces por llevar las campañas BTL que normalmente hacíamos para otras empresas en agencias donde trabajé en el pasado, pero trasladadas a los empleados de la organización.
Durante casi 7 años cambiamos los paradigmas de comunicación tradicional para convertir todos los mensajes que teníamos que “vender” a nuestro público interno, haciéndolos más cercanos y alineados a la cultura local, lo cual al cabo de este tiempo nos generó resultados tan significativos como pasar del puesto número 54 a obtener el puesto número 1 entre las Mejores Empresas para Trabajar (GPTW) en Colombia y Latinoamérica.
¿y cómo se logró?, primero debes contar con un equipo de talento humano excepcional (porque este es un trabajo 50/50), que apoye tus ideas, las nutra y las haga crecer, y que en conjunto den vida a estas 3 sencillas estrategias que son clave para hacer compañías felices a través de la comunicación.
En primer lugar y como todo buen comienzo hay que enamorar a primera vista. La primera impresión siempre es la que va a quedar durante mucho tiempo en la mente de los colaboradores y si tu empresa entiende esto, no solo atraerá a los mejores sino que generará vínculos de orgullo desde el día cero, lo cual hará que cualquier profesional fije sus ojos en ella y probablemente la mida no solo en términos monetarios, sino de expectativa al reconocimiento y calidad laboral en el cargo que ejercerá.
En este punto podría compararlo con cualquier estrategia de mercadeo inmobiliario, por ejemplo, para un exclusivo condominio, en donde te están vendiendo una casa común pero con un entorno que no conseguirás fácilmente en ningún otro lugar.
Al igual que en el condominio puedes ofrecer en congresos especializados, universidades o hasta en tu sitio web y redes sociales, tours virtuales de tu empresa dónde muestres las instalaciones, oficinas, bodegas, maquinaria, etc. Siempre con un mensaje sobre el aporte que los empleados y la misma empresa hacen al crecimiento del país y a la sociedad en general.
¿O que tal lanzar una campaña dónde los empleados actuales hablen de cómo han sido sus años de trabajo con afiches y murales en toda la empresa y esto lo repliques en tu sitio web, o en historias de tus redes sociales? Sin lugar a duda conseguirás los mejores prospectos y quienes inicien en tu compañía lo harán con años de lealtad porque iniciaron con un referente de quienes ya han recorrido ese camino.
En segundo lugar y como dicen por ahí “el que no muestra no vende” y así es, debesmostrarte y venderte, como lo haríamos para cualquier marca personal debes reconocer todas sus cualidades, exaltarlas, apropiarte de ellas y convencido ir a contárselo al mundo. Es como hacerle publicidad a un experto en cualquier tema, para que funcione tienes que demostrar que es el “gurú” en su rama, debes hablar de todos sus estudios, su experiencia y sus cualidades y luego apropiarte de un calificativo excepcional para él, lo cual será el ancla para la recordación de su marca en todos sus públicos.
Más o menos en el año 2012, cuando los hashtags de Instagram aparecieron vimos la oportunidad de apropiarnos de un nombre, uno que identificó a la compañía, a sus clientes y a nosotros mismos como colaboradores y este fue #PuertoFeliz, y era la herramienta en la que todos podíamos mostrar nuestro orgullo de compartir entre compañeros, de mostrar todos los beneficios que nos daba la empresa, desde el gimnasio hasta los eventos y capacitaciones. Y esta fue nuestra ventana, la que nos puso en el ojo de miles de colombianos que estaban aburridos en sus trabajos y ahora querían estar allí, porque en esas fotos se veía que la gente era feliz en la organización. Y quienes estábamos ya allí nos llenábamos cada vez más de orgullo y amor por la empresa. En pocas palabras, nos adueñamos de la palabra “Felicidad”.
Y en tercer lugar y tal como se ha vuelto común hoy en día, debes evolucionar junto a tu público, y es que por más que una marca sea tradicional y su target sean personas muy conservadoras, la tendencia de las comunicaciones hacen que cualquier negocio se replantee, y más cuando su público interno está conformado en una gran parte por millenials y centennials, quienes aunque no son los encargados, replican los mensajes de la organización de una forma más potente y con más impactos que cualquier pauta en periódico o revista que hayamos hecho en el pasado.
Es como cuando una heladería en lugar de invertir en volantes y pasacalles, invierte en una linda zona recreativa para niños con un recreador que los mantiene entretenidos mientras sus padres comen, porque sabe que los fidelizará y que el voz a voz de esos padres atraerá muchos más clientes que la publicidad tradicional. Invertir en los empleados y en el mensaje que les damos es más importante que invertir en un súper evento de relaciones publicas con target objetivo.
Y esto lo logramos creando espacios colaborativos, virtuales y físicos, donde se promueva la creatividad, el trabajo remoto, donde se saque al empleado de las 4 paredes de la oficina, donde se capacite y se crezca en conjunto apoyando las nuevas ideas y formas de hacer las cosas y de producir sosteniblemente. Aunque la generación X sigue siendo la base de las organizaciones de hoy en día, a las generaciones modernas no se les compra con un buen sueldo y una “estabilidad”.
Finalmente y como es lógico, quiero hacer claridad que la felicidad no se vende, la felicidad se expone y se evidencia, y el activo más importante que toda organización debe cuidar, lo ratifico en la que durante 15 años ha sido mi respuesta a la pregunta final de las encuestas de Great Place To Work, "¿según usted que hace a esta empresa diferente a las demás?”... a lo que respondo sin lugar a dudas “SU GENTE”.